A veces no hay palabras ni citas que puedan resumir lo que paso aquel día. A veces el día, simplemente... termina.

martes, 1 de enero de 2013

El rostro que me pintas

 
 
"Lo que para unos es comida, para otros es amargo veneno."
-Tito Lucrecio Caro-
 

Qué soy allá fuera de esta pecera tuya
quién soy allá, a tu otro lado de mí,
qué cara tengo
qué cuerpo habito
qué voz entono
qué lugar ocupo
qué disfraz luzco

Encarno acaso a esa mujer tirana
venganza injusta del posesivo: mio
Represento a esa hembra básica
que sabe hacer fuego con un palo y conviene tener cerca
Personifico a una doncella desvalida
condena de hombre que por humanidad no abandona
Figuro como comodidad cotidiana
de sopas calientes y camas limpias.

Soy acaso la obligación de tus deudas
el pago de tus pesares
la penitencia de tus errores
tu última oportunidad de demostrar la integridad de tus promesas

Qué le has contado a la mujer pájaro de esta hembra,
qué temores le has infundido sobre mi presencia
qué presente le dibujas para que crea que de mí debe salvarte,
cual de tus insectos catalogados ostenta mi rostro
que se erije como único reducto a salvo de mi picadura.

Háblale en tu próximo susurro,
nárrale en esa intimidad de vuestro sueño futuro
de vuestro proyecto de ilusión compartido,
que la que se queda al margen de esa andadura que emprendes de su mano,
no es más que una mujer sencilla que pide el más humano de los deseos:
dejar de ser el oportuno villano de esta historia
dejar de ser el atormentado espectador obligado.
Que no impone barreras, contratos, ni premisas
que siempre te otorgó libertad en tus andaduras
que bendice y se aparta de vuestros nudos
de vuestras carnes hechas uno
de vuestros llantos por la romántica lejanía obligada
suplicando tan solo:
Que otorgueis privacidad a vuestras pasiones y anhelos como un prostero acto de caridad divino.
Que me dejéis ser el ciego que habite lejos de vuestro mundo.
Que no me volváis ha hacer daño.











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