A veces no hay palabras ni citas que puedan resumir lo que paso aquel día. A veces el día, simplemente... termina.

miércoles, 30 de enero de 2013

quien te salve

 
 
"Me volví loco, entre largos intervalos de una cordura horrible."
 -Edgar Allan Poe-



quien te salve de esos escalones de más
de esas manos de menos
de los labios secos
de las babas del cerdo
de los cuerpos obelisco
de las jorobas sumisas
de los cantos del gallo
de las noches sin vigilia
quien te salve de ser demasiado
de no llegar a la esquina
de mirarte con el deleite el ombligo
de no observarte bella en el espejo
de no pisar charcos de barro de lluvia
de mancharte con mierda pura
de hablarle de agua al desierto
de callarte besos que son vida
quien te salve de ti
quien de ti no haga causa perdida
quien se pierda en tu locura
acunando tu poca cordura
rogando que no llegue a adulta



domingo, 27 de enero de 2013

Las almas rotas de los sexos olvidados

 
 
''La casa no se reclina sobre la tierra, se postra ante una mujer.''
 



A ti mujer que lograron desdibujarte la desnudez de tu cuerpo vistiéndolo de sobrio recato. Que consiguieron infundir el temor a tus dedos y atados por el cuello de la vergüenza no exploraron tu sexo y sus cálidos recodos. A ti mujer que los siglos de un pasado de pudores abusivos pesaron sobre tus senos aprisionados y tus glúteos disimulados para evitar las letras escarlatas bordadas por los verdugos del placer y la pasión bajo advertencia de acusarte de prostituta poseída por el diablo si de ti un jadeo de placer se escapaba. Que te gravaron a fuego la creencia de ser carne sin sexo, alma sin destino, ser ejemplo de decoro que recluye su lujuria bajo un inflexible refajo... tu libido ahogada dentro de un puchero.
Paredes de un hogar que fue  tumba donde criar nuevos hombres rudos y lamentar que ese bebé fuese niña con destino parecido al tuyo donde no estaba permitido el grito de un orgasmo de mujer, un deseo de carne, un hambre de hombre que leyera la piel de tus pezones, que explorase las esquinas más calientes de un cuerpo que se moría lentamente licuado por un rechazo continuado.
Tu orgasmo perece ya entre las canas de unos labios que languidecen agrietados en la sed de los que nunca fueron besados, ellos son los tristes cadáveres que testimonian que dios te condenó al trabajo, pero fue el hombre quien injustamente te castigó al celibato de las piedras.

A ti mujer como sacarte ahora del desconcierto de saber que todo fue un fraude, que el diablo no habitaba en tu cuerpo sino en las lenguas de los depravados que te mandaron a la isla de los sexos olvidados.


viernes, 25 de enero de 2013

Dando un paso al frente

 
 
"Entre la idea y la realidad, entre los actos y el gesto, cae la sombra."
-Thomas Stearns Eliot-
 
 
 

Te cuento que tengo un secreto
no es un chisme de portera
ni una nueva peca libidinosa
es una ascua que me consume
que me arde dañina y traidora cuando te sonrío con ternura.
Te cuento que un día quise mandar a pique mi amargura
gritando tu reflejo en mi espejo allí donde nadie me oyera
pintar tu nuevo rostro en un muro olvidado de un gettho
donde solo habitaban la humedad y un gata famélica en busca de gato.
Te cuento, recogiendo a dos manos los filamentos de mis cejas,
que creí vomitar gritos a la nada
que la ausencia era mi público
la ira mi guionista implacable
ese callejón sin salida el teatro de nadie.
Te cuento que el reverso de lo esperado se alzó como protagonista
que me empujó fuera de escena,
que cayendo en barrena me quedé muda
que fui conejo paralizado ante los faros que le arrollan.
Te cuento que una lejana estampa siendo inocente fue víctima de un cruel azote
que desde la ignorancia y sin haber calculado riesgos
yo acabé fraguado ese linchamiento sin presunción de inocencia.
Que no es mi delito las manchas de mis vísceras
que no es mi falta los aullidos de mi furia
que es mi negación silenciosa a su defensa
lo que le otorga el derecho a la justicia a vestirme con el sayo de la vergüenza





miércoles, 23 de enero de 2013

Carta a mi pequeña niña




Si tuviera que dejarte un legado te dejaría mi experiencia. Te dejaría el legado de una existencia sencilla pero llena de vida. De ella podrías recoger algunas enseñanzas abstractas y algo de la sabiduria que sólo el tiempo y las caidas otorgan. No te ilusiones con la esperanza de encontrar en mi experiencia soluciones milagrosas a los dilemas y enigmas que la vida te va a servir en el menú que te ofrezca. Debes saber que los mismos hechos tienen siempre diferente materia: otros personajes, otras circunstancias, diferentes entornos. Por tanto aplicar remedios antiguos esperando una reacción concreta puede acabar ocasionando un efecto opuesto o ser totalmente inmune.
Mi experiencia te puede contar que una vez tuve que sumar dos más dos y el resultado fue tres, otras personas realizando exactamente la misma suma obtuvieron dos, uno e incluso cero.
Mi experiencia, que es el único legado que desearía dejarte, te contará que pocos elementos poseen la constante de la invariabilidad, pocos son los que a lo largo de cualquier vida ofrecen la misma respuesta ante cualquier entorno.
Deja mi pequeña niña que te hable de alguna de las invariables: consejos y decisiones.
Los consejos pueden ser tu peor aliado. Se extremadamente tacaña al darlos y tómalos con suma precaución. Los consejos dados desde la inexperiencia pueden acabar convirtiéndose en un amargo plato que deberás comerte con humildad en el futuro. Los consejos tomados pueden no resultar efectivos e incluso ser contraproducentes aunque lleguen cargados de bondad desde una mano amiga.
Tomarás decisiones. Unas buenas, otras malas, otras irracionales. Las buenas serán esas pequeñas victorias que deberías atesorar sin adornarlas de gloria y petulancia. Las malas te envolverán en un alambre de espino del que muchas veces te parecerá imposible librarte. Las irracionales son bombas inestables que pueden estallar causando destrozos irreparables, daños colaterales o en el mejor de los casos acabar siendo una mera anécdota tildada de locura transitoria. Todas las decisiones se cimentan bajo encrucijadas de relevancia y como consecuencia de las própias inquietudes, anhelos y el entorno.
Presta especial atención a las que tengan como base el dolor, la frustración y el desespero. Es en estos casos, donde la falsa creencia de que tomar decisiones radicales aliviará esos síntomas, es donde puedes cometer los mayores errores. Ese radicalismo puede acabar sepultándonos a una cueva donde tendremos como carcelero al dolor, la frustración y el desespero del que huíamos.
Mi pequeña niña,  llegados a este punto voy a atreverme a darte un consejo: cuando la tierra tiemble bajos tus pies, cuando creas que tu mundo se desmorona, quédate quieta bajo el quicio de tu puerta, no huyas creyendo que en otros lugares la tierra no se abre. No destruyas las pocas paredes que aun se tengan en pie, ellas un día fueron tu cobijo.
Mi pequeña niña haz de tus ruinas sabia argamasa que sea firme sustento para tus sueños.
Mi pequeña niña debes andar el mundo jamás huir de él.



lunes, 21 de enero de 2013

Recordar el blanco

 
 
 
Para D.
Porque siempre me recordaba el blanco sobre negro.
 
 
 


Me propones que piense blanco
que guarde el negro para los lutos de mis muertos
los desgarros para los días en que amanezca menos
las lágrimas para los que desde el hambre gritan odio
las derrotas para los que de su pozo han hecho casa
Que recite: sonrisa, amor, rosa, corazón, alegría, ternura, algodón de azucar en la feria, BLANCO, colores, cometas, flores, risa tonta en plena misa, promesa, libre, jolgorio, payasada, broma, confeti, ilusión, esperanza, abrazo, beso, caricia, pasión, suave, cálido, pajarito, pelota, salto a la comba, chapuzón de verano, helado de Florencia, chocolate con churros en las tardes de invierno.
Me pides que lo recite a ojos cerrados,
desde la negrura donde siempre habito
me pides que recuerde que no son quimeras
que yo las convertí en inestables verdades
cuando el negro de nuestro presente
dejó su pátina en el blanco de nuestro pasado.




sábado, 19 de enero de 2013

Tenues fugacidades


nada gana a la oscuridad
ella siempre está antes de tu llegada
fui luz en un intento de vencer a tus noches
pero nada gana a la oscuridad
densa y espesa se rió de mi pretensión,
mi ingenua obcecación fue musa de sus versos mordaces
que recitaba, esperándome en meta, sentada a piernas cruzadas.
ya no soy luz, soy breves manes
ahora ya sólo pretendo rescatar lo que queda del día
siendo timida sombra chinesca,
un teatro de fugaces siluetas
borrosas manos en tus paredes
que cosquillean a tus noches
con los restos de luz de mis adentros


jueves, 17 de enero de 2013

Morir ganando

“He amado hasta llegar a la locura;
y eso a lo que llaman locura, para mí,
es la única forma sensata de amar”
-Françoise Sagan-
 

Lanzarte cuesta abajo sin freno a exprofeso sabiendo que al final de esa frenética carrera te espera un precipicio cerrado a la prudencia. Que el eretismo que ahora golpea tus sienes, achica tus ojos, aprieta tus dientes, desboca tu corazón imprudente provocará la indefectible salida de pista iniciando un salto de torpe albatros, elegante ingravidez de cóndor y certera caída picada de cormorán estilizado. Que te hundirás en aguas que rompen sus pechos de ola con la apasionada persistencia del querer seguir muriendo tocando tierra. Ahogarte en salado recordando tus veranos Mediterráneos.
Congelarte en estático recordando tus inviernos Pirineos.
Hundirte bullendo como roca de volcán. 
Tocar fondo de arenas blandas.
Morir sabiendo que mueres ganando
                   porque mueres buceando 
                     en el golfo de su cuerpo.
 
 
 
 

martes, 15 de enero de 2013

Catalino ''el grande''

 
 
“No hay nada más fácil que censurar al malhechor; nada más difícil que comprenderlo”.
-Dostoyevsky


El hombre juicioso, reposa, recuerda en su templo. Nació en ese santuario libre de guerras, de gentes extrañas, de musarañas y ladrones. Creció envuelto en mantas de mundo pequeño, de brazos cotidianos, de sonrisas conocidas, de experiencias de aletargar la valentía y ver pasar el viento.
El viento, sólo él trae novedades a sus ventanas de lo que habita en el mundo, más allá de su refugio.
El Lodos empujó hasta su reducto a la dama de siete velos: tan bella, tan diferente, tan trascendente en sus movimientos de cadera, tan volátil en sus sueños, tan efímera como la voluta de humo de su pipa.
El  Siroco arrastró hasta su jardín al loco de los gritos de la miseria y la víscera: tan extravagante y abrasador como los fuegos fatuos del averno. La última vez que lo vio corría colina abajo desnudo persiguiendo a una cabra en celo.
Cuando sopla el Ábrego le trae siempre la compañía de un docto labriego: tan sincero y llano como un bocata de chorizo del bueno, y le habla de la mujeres de los barrios rojos y de las ciudades sin sueños.

Recuerda con especial cariño esa mañana que la Tramuntana transportó a un errante a sus puertas. Hombre de fibrosa complexión, altura de caballo y mirada perezosa. De ademanes lentos y armoniosos, de palabras que crujían como dulces almendras garrapiñadas y abrazos que fundían todas las penas.
-¿Cual es tu nombre?
-Catalino ''el grande''
-¿Que gestas has llevado a cabo para que se te otorgue tamaño adjetivo?
-Erré en mi juicio y lo proclamé sin miedos. Callé mis defensas por no alimentar las heridas. Amé en desmesura a muchas mujeres hiriendo a la que mas quería. Ella empuñó la amargura y arremetió sin clemencia contra el mundo y mis huesos. Arrastré mis despojos hasta su calvario y le prometí un amor eterno plagado de fracasos. Ella me perdonó a medias y yo me esperancé por poder alimentarme de sus mitades entregándole mis enteros.
-¿Eso es todo?¿Realmente te crees grande por mostrar tus defectos? Eso es una locura sin sentido.
Yo creía que me contarías como ayudas a los pobres, sanas a los heridos de tristeza, escuchas a los desolados, ilusionas a los escépticos y matas monstruos que amenazan con devorar las ternuras.
-Puedo contarte como entrego las pocas monedas que tintinean en mi bolsillo al que tiene hambre de tres días. Puedo contarte como acaricio las lágrimas de las mejillas desesperadas o como el calor de mi silencio acompaña la confesión del que ya nada tiene. Puedo con un verso hacerte creer en dios por un momento y temer al infierno eternamente. Puedo mostrarte las cicatrices que los monstruos vencidos dejaron en su postrer aliento sobre mis hombros.
Pero tu me has preguntado que me otorga el derecho a llamarme ''el grande''. ¿Hay mayor grandeza que haber vivido fuera y dentro del abismo y mostrar al mundo con noble honestidad las miserias que en uno habitan?
Mi grandeza es aceptar que el desprecio de otros empapa mi vida y aun así seguir amándoles en sus defectos. Sólo se sabe que es el amor cuando le otorgas a alguien la capacidad de destruirte confiando en que no lo haga, y si lo hace amarle más que nunca.
Mi grandeza es el resultado de la temeraria decisión de ir yo a la vida y no esperar que ella venga a mi.





sábado, 12 de enero de 2013

que viejo que sabio que loco

"Muéstrame un héroe y te escribiré una tragedia."
-Francis Scott Fitzgerald-



hubo un hombre que viejo que sabio
que loco que inocente que pobre hombre valiente
que decisión llevar el bolsillo bajo por guardar a la altura de la mano
herramientas de alcance fácil que permitan hundir cráneos.
masacrar estúpidas mentes de frías manos por no tocar pieles mesar callos acariciar cabellos.
estúpidas almas de cera que atesoran el futuro
en sus máquinas y artilugios tumbas de soledades neones de entierro.
matar con contundencia de brazos y músculos
manos y nervios dedos y uñas
eliminar el agresivo desdén de la caterva
empuñando palos de romero blandiendo hachas de tiza.
sanar a los heridos de silencio
susurrando nanas versadas
cuentos de hadas
dragones que mueren
héroes que lloran.
hubo un hombre que viejo que sabio
le llamaron loco le burlaron la postura
le sirvieron el insulto del inculto.
hubo un hombre
murió agarrado a su manto
suave tejido de nudos del pasado
donde todo era como antes
de que llegara el futuro.






viernes, 11 de enero de 2013

Fe


''Cuando el dogma entra en el cerebro, cesa toda actividad intelectual.''
-Robert Anton Wilson-
 
 

¿Debería desafiar a las leyes de la naturaleza?
¿Debería retar a todas las bases de la lógica?
¿Deberia contradecir a la coherencia, el sentido común y la conveniencia?
¿Debería refutar lo cabal, lo adecuado, lo estipulado?
¿Debería dejarme llevar por esta sensación de ahíto,
cerrar los ojos,
hincar mis rodillas en tu tierra
y confesarme creyente ortodoxo de tu cuerpo?



martes, 8 de enero de 2013

La impostura de lo inanimado (II)


"Y en esa sola manera de estar solo
ni siquiera uno se apiada de uno mismo''
-Mario Benedetti-


Lentamente levantó la cabeza de la mesa y observó atentamente al grifo y sus lágrimas perfectamente sincronizadas. Se le antojó una impertinencia que ese ruido interfiriera en su dolor, que se entrometiera en su momento de silencio y soledad. Tenía derecho a revolcarse en un silencio absoluto y una soledad estática. Había perdido a su familia y sus ruidos, y esas gotitas y sus ruiditos le estaban quitando lustre a su momento de desolación. Pensó que lo primero que haría a la mañana siguiente sería comprar una junta y reparar la irritante fuga. Nada se interpondría entre él y el infierno del silencio.
El motor de la nevera arrancó de improviso uniendo su ronroneo a la percusión del grifo.
Brrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
¡Inaceptable! La desenchufaría y a la mierda con la comida, que se pudriera en su interior.
Apoyando la rebelión contra silencio se unió a sus compañeros el termo eléctrico.
Clic bzzzzzz clic
¡Inadmisible! Lo apagaría él no necesitaba agua caliente, no volvería a salir jamás de la cueva en la que se había convertido su hogar, por tanto que necesidad tenia de ducharse o afeitarse. A la mierda con el termo.
Encendió un cigarrillo y abrió unos centímetros la ventana, Marina no le dejaba fumar más que en la cocina con la ventana abierta y siempre y cuando los niños no estuvieran en allí, fue todo un acto mecánico causado por el hábito y la repetición, era consciente de que ahora podía fumar donde se le antojara pero no se atrevía, sabía que se sentiría como un transgresor irreverente.
La cerró de golpe, como si algo en el exterior hubiera amenazado su vida.
¡Maldita sea! ¿Cómo es posible que en un jodido sexto piso se puedan oír los ruidos de los coches y las voces de los peatones?
Abrió un armario de la cocina para coger un vaso, tenía la boca pastosa y con un horrible sabor agrio. Las bisagras gimieron.
Ñiiiiiiieeeec

Se despertó acompañado de un terrible dolor de cabeza. Estaba tumbado en el sofá, aún llevaba el abrigo puesto y un zapato. Una botella de wiski y otra de vodka reposaban vacías a sus pies. La realidad de lo sucedido el día anterior le golpeó como una enorme bola de demolición, las lágrimas brotaron silenciosas y en procesión amarga de sus ojos. Se incorporó lentamente y se percató de que su mano mantenía aferrada con fuerza una hoja arrugada. Había algo escrito en ella, la aplanó y observó que habia escrito con letras torcidas y desaliñadas un título y una lista.
Leyó espectante:
Cosas que debo hacer para eliminar el ruido:
(La lista era un chiste demencial)
-Junta para el grifo.
-Desenchufar la nevera,
-Apagar el termo
-Aceite para las bisagras
-Bloquear las ventanas
-Pegar con cemento siete baldosas
-Localizar y matar al perro
-Apuntalar las bigas
-Arrancar el temporizador de la luz de la escalera
-Reventar el motor del ascensor
-Forrar todas las suelas de los zapatos con felpa (o andar descalzo)
-Taponar el desagüe general del edificio
-Pedir, primero con educación y en caso de que no sean razonables con contundencia, a los vecinos colindantes, superiores e inferiores que se muden.
-Comprar más alcohol. (La confección de la lista había terminado con el que había en la casa).

Se rio primero con unos tímidos siseos, luego con unas carcajadas sonoras y estridentes.
Se levantó torpemente y rebuscó en un cajón de su escritorio, sacó un rollo de celo y pegó la lista en la pared principal de la cocina.
No estaba solo, no viviría envuelto en un implacable silencio. Su casa, su hogar, era pura vida.
Dio los buenos días al grifo y sus brillantes lágrimas cantarinas. Acarició la puerta de la nevera y esta ronroneó como un gato agradecido. Las bisagras le saludaron con un pícaro chirrido. Hizo bailotear las baldosas que cacarearon ilusionadas. Las vigas crujieron dando la venia a su paso por sus espinazos y un clic le comunicó que rebosaba calor a la espera de su cuerpo desnudo.
Examinó durante unos minutos su comportamiento y al hecho de encontrarle un sentido totalmente lógico a comunicarse y convivir con lo que, hasta la fecha, había considerado elementos totalmente inanimados. Este exámen le llevó a experimentar una amarga felicidad y a un descubrimiento inesperado: la soledad le había prorcionado el grado de locura suficiente para otorgarle la oportunidad de cumplir su deseo mas oscuro: ser poeta.

Se dio una larga y cálida ducha, abrió las ventanas y respiró mundo.










lunes, 7 de enero de 2013

La impostura de lo inanimado (I)

 
"Otras cosas nos cambian, pero empezamos y terminamos con la familia"
-Anthony Brandt-



La luz le hizo parpadear y le devolvió, con su tono amarillento, a ese momento inmediato. Alguien había pulsado el interruptor y la luz invadió la escalera del edificio y, por extensión, el rellano donde se encontraba clavado frente a la puerta de su casa. No sabía cuanto tiempo llevaba allí de pie sujetando la llave introducida en la cerradura sin girarla. Ni siquiera había sido consciente de que había estado a oscuras. Sentía las piernas entumecidas, la mano helada y la cabeza aturdida. Había estado todo el día, desde la llamada de Marina, preparándose psicológicamente para este momento, no obstante seguía presa del miedo y este había congelado su movimiento de muñeca impidiéndole girar la llave. El poco arrojo que había logrado reunir a lo largo de todas esas horas se había esfumado sin dejar rastro.
Dos adversarios desconocidos: el silencio y la soledad, le esperaban tras ese tablero de madera con chapita dorada que anunciaba: Familia Gironella-Grasset.
Nunca había estado solo. Nunca había vivido solo en sus 38 años de vida. La vida siempre había rodeado su existencia en los hogares que había habitado. Sus hermanos revoltosos, su madre cantante frustrada y su padre fábrica de onomatopeyas, risotadas y ronquidos fueron dulce sinfonía para él hasta que cruzó el portal paterno para compartir metros cuadrados con Marina.
Marina ocupó su cotidianidad con sonidos nuevos. Como una manta recién estrenada estos le envolvieron y acunaron hasta la llegada de Marcus y su catálogo de sonidos por estrenar. Los monólogos de juegos inventados por Marcus se convirtieron en un dueto con la dulce aparición de Violeta, su niña risueña y coqueta que le cantaba canciones de gallinas y elefantes y le exigía continuos abrazos y besos de mejilla.
Ellos no iban a estar tras la puerta como siempre habían estado. Sus hermosos ruidos no se cobijaban tras esa puerta para recibirle como todas las noches cuando llegaba del trabajo. Era consciente de que la casa estaba vacía, que lo iba estar por mucho tiempo (aún no se atrevía a abordar la posibilidad del ''para siempre'') y esta circunstancia era la que había estado intentando asumir.
''Quim, vas a estar solo y sólo habrá silencio'' era el mantra que se estuvo repitiendo compulsivamente todo el día como un enajenado que le ruega a su dios que no acabe con el mundo.
Todos estos pensamientos se atropellaban y solapaban continuamente en su cabeza. Le era totalmente imposible concentrarse en uno solo, en cada intento el miedo interrumpía con un susurro helado anunciando al silencio y la soledad y esto provocaba que de nuevo se sumergiera en una madeja de recuerdos, angustias y decisiones que se entremezclaban y bullían sin control.
Este bucle había congelado su movimiento giratorio de muñeca. Ese movimiento que nunca había sido transcendental, más allá de saber que le llevaría a los brazos del calor humano que habitaba en su hogar, ahora se le antojaba una empresa titánica.

Crac     crac        crac

Su inconsciente arto de que la lógica no se decidiera tomó las riendas de la situación e inició el movimiento. La llave giró y una leve inclinación de su cuerpo forzó la apertura de la puerta.
La negrura dilató sus pupilas y redujo a la mínima expresión su corazón.
Anduvo a tientas hasta la cocina. No quería ver la desolación del abandono. No quería comprobar que los juguetes ya no se esparcían sobre la alfombra del comedor, ni que los cojines del sofá ya no eran las blandas paredes de un fuerte coronado por mantas y más cojines.
Encendió la luz de la cocina, la mesa blanquísima estaba desierta de platos humeantes, vasos de zumo, y cubiertos de plástico adornados con los dibujos de moda.
El ambiente olía a limpieza aséptica. Nada se cocinaba en los fuegos nada había aromatizado el entorno con dulces olores de riquezas cotidianas.
Se derrumbó sobre una silla y lloró. Descontrolado sollozó, aulló, y se quejó con palabras que no conseguía emitir con nitidez.
El silencio de esa cocina, la oscuridad de esa casa, la soledad de su hogar le había derrotado y ahora no era más que un pelele asustado llorando como un bebe desconsolado.
Jamás se acostumbraría a ese silencio, era atronador y de un absolutismo excepcional... excepto por un impertinente goteo del que no se percató hasta que dejó de gimotear para sumirse en un mutismo de tristeza.





viernes, 4 de enero de 2013

Envidia devota




"La poesía no quiere adeptos, quiere amantes".
-Federico García Lorca-



Envidio esa devoción por seguir todos sus pasos. Controlar todas sus comas, sus puntos, sus paréntesis y acotaciones más allá de los márgenes de la cordura. Esa pelusa me cosquillea por saberme sentada en el gallinero recitando para las musarañas mientras tú tan magnífico, tan entregado, tan sumergido en esas palabras que ella lanza a tu primera fila del teatro, como Rita lanzaba su guante, me pides que hable más bajito con la mano.

Envidio todas las noches que le regalas, las horas que le dedicas, los anhelos que le suspiras y las angustias que le sirves entre humos de cigarrillos aliñados. A mí me toca taparte con una manta mientras cabeceas a mi lado durante ese tiempo de descanso que ella me roba y tú necesitas para estar en forma cuando el sereno anuncie su llegada.

No debes hacerla esperar.

En cuanto la lamparita que ilumina mi último libro y mi rinconcito solitario en la cama funde en negro y me hunde en un profundo sueño a ti te desvela el repicar de sus tacones de vértigo y su privado lenguaje de puta de puerto. Toda esa calaña que conforma su verdadera natura hábilemente escondida bajo un elegante satén negro y una poética compostura de criatura insondable, ese bipolarismo controlado al milímetro que inventaron las sirenas de Ulises, y que ella maneja con maestría, a ti te pone en guardia y te ancla a su vera.
Pero esto de épico tiene poco, es una historia de cabaret de barrio desahuciado que luce escandalosamente extravagante durante un rato, pero que tras el espectáculo tan solo hereda los restos de una juerga que habrá que limpiar para que cuando amanezca todo luzca decente, literato y hermoso.

Y  a pesar de saber que yo poseo de ti algo que a ella nunca le has otorgado, y a pesar de saber que a mi también me amas, y a pesar de los pesares: la envidia me corroe. Y la maldigo por esa parte de ti que me ha robado. Maldigo a la poesía, la maldigo por alejarte de mí. Virus desalmado que se te ha llevado de mi lado y te mantiene varado en sus playas de letras infinitas y versos inacabados.

Yo te maldigo zorra despiadada.



miércoles, 2 de enero de 2013

Desnudos todos somos carne

 
 
''Ciertos libros parecen haber sido escritos no para aprender de ellos
sino para que se reconozca lo que sabía su autor."
-Johann Wolfgang Goethe-



Indolente pesadez que caes sobre mis hombros
y me cubres con dedos pegajosos de desidia.
Monótona abulia del círculo sin diámetro
que me otorgue un cambio de sentido.
Demente aburrimiento observar el mismo paisaje
en todas las ventanas al universo.
Que hastío descubrirse sumergido en el limo
donde todo es lo mismo...pero con estilo.
Que fracaso saber que las debilidades son invariables:
en el príncipe, el poeta, el mendigo, el obrero y el nadie que se sienta a tu lado en el metro.
La vanidad, esa flaqueza,
absoluta como el hambre, invencible como el sueño.
Elogia a un hombre y descubrirás su falsa modestia
ensalza sus errores y la tiranía burbujeará en su boca
espolea su vanidad y observa como le arrebata a Dios su trono.







 

martes, 1 de enero de 2013

Lágrimas de amarga cobardía


"Las lágrimas más amargas derramadas sobre nuestras tumbas
son por las palabras nunca dichas y las obras inacabadas."
-Harriet Beecher Stowe-


El corazón me ha llevado de la mano a saborear sublimes destinos de felicidad.
Pero es experimentando su más absoluta tristeza cuando he descubierto los límites de mis virtudes, el confín de mis fortalezas y el alcance de mis cobardías.

No niego ningún pasado. No escondo ningún error. No oculto cicatrices consentidas. No reniego de mis fracasos. No maquillo mis actos. No adorno mis dolores. No elogio mis victorias. No defiendo mis irracionalidades. No pontifico mis verdades. No me posiciono como ser indiscutible. No renuncio al perdón. No acepto no seguir intentando un imposible.

Casi nada le reprocho a mi corazón siendo este mi único guia... no me arrepiento... de casi nada...

Solo un acto me tortura. Solo una cobardía quema mi alma.
Mi pequeña niña de voz muda, al contemplar la cicatriz en mi panza solo me arrepiento de no haber ignorado la flaqueza de este corazón, que ahora te late lágrimas, y haberle puesto rostro a la herida que dejaste en mi cuerpo en tu huida. Única señal de que una vez fuiste realidad en mi vida, vestigio en mi piel que me recrimina a diario mi peor acto de cobardía.



El rostro que me pintas

 
 
"Lo que para unos es comida, para otros es amargo veneno."
-Tito Lucrecio Caro-
 

Qué soy allá fuera de esta pecera tuya
quién soy allá, a tu otro lado de mí,
qué cara tengo
qué cuerpo habito
qué voz entono
qué lugar ocupo
qué disfraz luzco

Encarno acaso a esa mujer tirana
venganza injusta del posesivo: mio
Represento a esa hembra básica
que sabe hacer fuego con un palo y conviene tener cerca
Personifico a una doncella desvalida
condena de hombre que por humanidad no abandona
Figuro como comodidad cotidiana
de sopas calientes y camas limpias.

Soy acaso la obligación de tus deudas
el pago de tus pesares
la penitencia de tus errores
tu última oportunidad de demostrar la integridad de tus promesas

Qué le has contado a la mujer pájaro de esta hembra,
qué temores le has infundido sobre mi presencia
qué presente le dibujas para que crea que de mí debe salvarte,
cual de tus insectos catalogados ostenta mi rostro
que se erije como único reducto a salvo de mi picadura.

Háblale en tu próximo susurro,
nárrale en esa intimidad de vuestro sueño futuro
de vuestro proyecto de ilusión compartido,
que la que se queda al margen de esa andadura que emprendes de su mano,
no es más que una mujer sencilla que pide el más humano de los deseos:
dejar de ser el oportuno villano de esta historia
dejar de ser el atormentado espectador obligado.
Que no impone barreras, contratos, ni premisas
que siempre te otorgó libertad en tus andaduras
que bendice y se aparta de vuestros nudos
de vuestras carnes hechas uno
de vuestros llantos por la romántica lejanía obligada
suplicando tan solo:
Que otorgueis privacidad a vuestras pasiones y anhelos como un prostero acto de caridad divino.
Que me dejéis ser el ciego que habite lejos de vuestro mundo.
Que no me volváis ha hacer daño.