A veces no hay palabras ni citas que puedan resumir lo que paso aquel día. A veces el día, simplemente... termina.

sábado, 3 de agosto de 2013

..y a este poema no sé como llamarle



Podría llamarse: macarrones con miel
o bautizarse como: la desgarradora y lamentable muerte de un dolor sublime.
Nada, ni su título ni su cuerpo, ni su alma harán de su muerte algo menos triste, por ser tan anodina, tan gris, tan plana, tan poco trágica y tan injustamente anónima.
Quizás sea a causa de la desidia o a causa de una derrota que entraña no acumular victorias, o de un tiempo de empeñarse en perder ese tiempo en sembrar amapolas en una roca. Quizás sea que verlo morir sin elegancia, ni nobleza sea causa de vergüenza que conviene ignorar, que asuste saber que ver morir a este dolor, que desgarró con uñas rotas las mejillas de Venus e hizo llorar incluso al diablo, no conmueve ahora el alma ni provoca un suspiro de pena. Quizás sea su patética decadencia sin remedio, como esa sábana que por vieja se despedaza  para usarla para retirar el polvo de viejos recuerdos y que a cada pasada ya tan solo pierden brillo y frescura. Quizás sea la indiferencia, esa matrona calma y silenciosa que hiela los espacios con su aliento, que renuncia al argumento, que desprecia posibilidades, que niega alternativas.
Quizás sea... que ya tan solo queda una rutina paralela y el dolor ha sido desterrado a una frontera donde no llegan los por qué porque ya no requieren respuestas.
Y ya no es poema, y ya da igual su título, y ya no importan las metáforas de talla diez, las figuras de arabescos aplaudidos, los silogismos enrevesados... ya no es poema, ni tan solo prosa poética, no alcanza ni a nota de suicidio, ya tan solo es un pensamiento de duermevela que se plasma sobre el desconchado de una esquina, en silencio y sin pena.

3 comentarios:

  1. El poema se deshace a medida que el dolor desaparece... El mito cae, y ya ni siquiera hay a quién dedicarlo. En ese momento, el vacío aparece y lo llena todo... Hasta que te olvidas del mismísimo poema.
    Un placer leerte

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  2. No sé que decir... Hablas de un dolor que desaparece, cosa que debería ser motivo de alivio, y sin embargo estas letras desasosiegan, como si con ese dolor se marchara la vida misma y solo quedara un desierto baldio sin pena ni gloria; un territorio de rutina infinita e insensible... Un beso...

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  3. El poema no es territorio de "winners". Suma de derrotas cotidianas, o la gran derrota. Un abrazo.

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